Es el sitio más mítico de la Casa de Campo cuando
hablamos de ciclismo de montaña. En los tiempos en los que la Copa del Mundo de
ciclismo de montaña visitaba la capital, este era el punto más famoso de un
circuito que por lo demás no destacaba por su dificultad técnica. Se trata de
una cuesta con una pendiente muy pronunciada y que dependiendo de la época del
año tendrá un suelo arenoso muy resbaladizo, un surco en medio de la bajada o
si la cogemos en una época húmeda sin barro tendremos las condiciones ideales
para bajarla.
Tendrá a lo sumo 50 metros de bajada, pero la impresión que da tanto si la
miras desde arriba como desde abajo es que es casi vertical.
Dicen los que la frecuentan que el truco es dejarse caer, muy fácil cuando te
lo cuentan, pero la verdad es que cualquier otra cosa que hagas no va a servir
de nada, con los frenos puedes bajar a menor velocidad si llevas la bici
controlada desde el principio, pero parar la bicicleta en mitad de la cuesta es
casi imposible y echar pie a tierra tampoco nos servirá de mucho, lo más
probable es que nos caigamos también.
Yo la he bajado unas 3 veces en el último mes, no lo había hecho antes. Mi
consejo, por supuesto no asomarse antes de bajar. Una vez metidos en faena,
recomiendo entrar frenando intentando no derrapar hasta superar la curva que
hay el inicio. Una vez superada ya estaremos casi en la mitad de la cuesta y
podremos soltar los frenos para que el último repechito en subida nos frene la
bicicleta. Dicen que hay gente que en este repecho dan un salto por encima de
la pista que cruza, no lo he visto nunca, pero podría ser.
Os dejo un vídeo de toda la bajada desde la parte alta de la Casa de Campo y al
final está la bajada de la Cuesta de la Muerte. Animaros a bajarla, no es
difícil si no hay surco.
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