Otra
crónica bicicletil, que hacía mucho que no me daba una ruta digna de mención,
demasiada Casa de Campo.
Aprovechando
la casita de mi cuñado y el último fin de semana antes del frio de verdad, nos
fuimos toda la familia a pasar un fin de semana campestre y conseguí colar la
bici en el maletero, un milagro, la verdad, porque el coche iba hasta arriba
con la ropa y las mantas para cinco personajes.
El
caso es que fuimos a Laguna del Marquesado, un pueblo en pleno Parque Natural
de la Serranía de Cuenca, vaya lugar para andar en bicicleta, mires donde mires
solo se ven pinos, por todas partes, ni siquiera en las cumbres de las montañas
deja de haberlos. Este punto le da un toque que me llamó mucho la atención, en
la sierra de Madrid también hay zonas con muchísimo arbolado, pero miras hacia
adelante y siempre hay un punto en el que se acaba la vegetación debido a la
altura y en Soria pasa parecido, pero aquí no, vas por un valle por una
carretera de mala muerte o por una pista, miras a lo alto de las montañas y
sigues viendo el mismo verde, pinos y más pinos.
Aunque
busqué en Wikiloc, no encontré ninguna ruta que me diera confianza y además me
daba un poco de respeto ir solo por una zona que desconozco por completo y en
la que además no hay casi gente, en Madrid sabes que antes o después te vas a
cruzar con alguien que sabrá por dónde se anda si estás perdido, pero aquí es
otra cosa, no sé donde están los pueblos, ni siquiera se si los hay, no sé
dónde van los caminos, no conozco el tipo de terreno, nada, como me pase algo
la única salida es tirar del GPS para desandar el camino.
Para
rematar, mientras preparo las cosas me doy cuenta de que a pesar de llevar más
equipo que nunca, se me ha olvidado la bomba, todos mis repuestos en la mochila
sin poder utilizarlos en caso de necesidad.
Opto
por la vía menos desconocida, tiro hacia el pueblo y cojo una antigua carretera
que va hacia Dehesa Vieja, ese camino lo hice en coche la otra vez que estuve
por la zona. El problema es que con el coche no me tuve que esforzar mucho,
seguro que si hubiera tenido que empujarlo me habría acordado de las cuestas
bestiales que tiene la carreterita. Pronto empiezo a sudar a pesar del frio.
Pasadas
estas primeras cuestas empiezo un corto descenso para llegar a la Dehesa Vieja.
El camino no tiene gran cosa, pero el entorno, buff el entorno, ni un ruido,
unos olores de la leche, si no montas en bici date un paseo por allí, pero
merece la pena pasar el rato. Nada más pasar Dehesa Vieja me bajé de la bici a
ver si era capaz de encontrar algún níscalo, vi un par de ellos, pero parece
ser que los valencianos habían arrasado con todos unas semanas antes.
Seguí
mi camino, se supone que el mismo desembocaba en una fuente y ya podía volver
para casa, pero resulta que ese trayecto eran 8 kilómetros, con la pereza que
me da coger la bici no iba a volverme con un bagaje que podía haber hecho
andando, así que cogí la pista que me gustó más y tiré hacia adelante. La pista
estaba perfectamente arreglada para el paso de coches, pero solo vi dos y a su
derecha en el sentido de la marcha iban saliendo otras pistas más rotas y con
unas pendientes que daban miedo.
A
la segunda de estas pistas decidí dejar la autopista y empezar a subir, ya no
sé si es que estoy muy mal o que la pendiente era muy grande, pero no había
sudado así ni en algunas rutas veraniegas, y eso que no debía hacer mucho más
de 5ºC.
La
pista empezaba con una pendiente bestial, me obligó a meter el molinillo, pero
estaba disfrutando como hacía tiempo que no lo hacía, ese disfrute que solo te
provocan las rutas desconocidas y en las que el entorno acompaña, en las que
tienes la sensación de estar rodando por un sitio por el que poca gente tiene
la suerte de hacer sus rutillas. La única pega es no saber dónde voy ni a donde
me lleva el camino.
Una
vez pasadas las primeras pendientes, el camino suaviza un poco y cambia la
piedra suelta por algún tramo con piedras más grandes y fijas al suelo, la
bajada puede ser entretenida por aquí y como no se dónde me lleva el camino,
tendré que volver por donde he venido.
Me paro a hacer unas fotos, el paisaje no
cambia, espectacular, árboles por todas partes, no hay manera ni de intuir por
dónde te lleva el camino que estoy siguiendo, no se ve ningún pueblo, nada,
sólo pinos y más pinos.
Al
final, y después de seguir dos o tres desvíos que llegaban al final de sendos
caminos, al llegar a la parte más alta decido darme la vuelta, no me apetece
seguir el camino un rato y que se termine y a cambio tener que volver subiendo la
cuesta, así que decido volver para casa. El camino ha merecido la pena y bajar
alguno de los tramos que he subido seguro que es mejor todavía.
Empiezo
la bajada, no es tan divertida como intuía pero está bien, hay que llevar el
manillar firme porque hay mucha piedra suelta y algunas zonas de barro resbalan
bastante.
Llego
a la pista por la que salí desde la fuente, lo primero que veo es un ciervo a
no más de 30 metros delante de mí cruzando el camino y subiendo por la ladera
de la montaña y luego ya a pedalear en ligero descenso, lo que hace que en poco
tiempo esté otra vez en la fuente. Desde allí, 3 kilómetros por carretera y en
casa.
Esta
ruta era de iniciación, sin ninguna preparación previa y sin saber nada del
terreno. Para la próxima utilizaré los programillas de los mapas del GPS y me
prepararé una ruta en condiciones, sin tener que ir y volver por el mismo sitio
e intentando pasar por lugares que tengan interés. Desde luego, si el pacharán
que hay en elaboración en mi casa sale bueno, tendré que volver a coger unas
cuantas endrinas para preparar varias botellitas del licorcillo.
Os
recomiendo a todos visitar la zona y si tienes una bici mejor todavía, es un
sitio digno de ver y patear o bicicletear, yo desde luego no había estado en un
sitio como este muchas veces. Sin duda, el próximo viaje a la Laguna no me lo
pierdo y la bici viene conmigo si o si.
El track de la ruta que hice no tiene
gran cosa, es entretenido y duro, pero sin duda hay rutas mejores que ya os iré
contando según vaya descubriéndolas.
Track de la ruta
Track de la ruta
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