Después de mucho pensar y dudar, de darle vueltas a si darme el capricho o ahorrar los euros para otra cosa, de leer como se instalan, la tienda más barata, la más fiable, la longitud de los latiguillos, el tipo de pastillas y no se cuantas cosas más, finalmente me animé a comprar los frenos Shimano XT del año 2012.
La
compra la realicé como casi siempre para cosas caras, por internet, pero esta
vez, la tienda era española. A diferencia de la mayoría de productos, estos
frenos tienen un precio bastante uniforme en muchas tiendas de países
diferentes. Incluso en tiendas físicas de nuestro país el precio es similar o
inferior a mis tiendas de referencia en la web. La razón no la conozco, aunque
supongo que el hecho de que se vean pocas bicis con estos frenos de serie hace
que no haya muchas unidades OEM, que son las que te venden las tiendas del
norte de Europa a precios inalcanzables para las tiendas de aquí. Al final 160
euros del ala y rezando para que en el proceso de corte de los latiguillos no
se pierda mucho líquido y no haya que purgar, porque si no a esto hay que
sumarle lo que cueste el aceite, que tiene que ser el propio de Shimano, porque
esta es la primera pega de estos frenos, el líquido no es el típico DOT que
puedes comprar casi por litros en el hipermercado.
La
primera sorpresa, cuando llegan a casa. Vienen en sus cajas originales, con
instrucciones y accesorios para proceder al corte del latiguillo a la longitud
deseada. Tanto comprar las unidades de oferta hace que esto, que debería ser la
norma, parezca una rareza.
Ahora
toca medir los latiguillos de mis viejos frenos y cortar los nuevos a la misma
medida. A empaparse de vídeos por internet y mensajes en diferentes foros para
no liarla, un fallo en esta fase y es posible que haya que ir a la tienda a que
nos corrijan el desaguisado. “Mira, es que me han regalado estos frenos y al
ponerlos…, pues no se qué he hecho que no funcionan, ¿Podría arreglármelos e
instalármelos?”. “Si mira chaval, son 50 euros o así, depende del material que
tengamos que poner” mientras piensa “y la próxima vez lo mismo te
compensa pagarte un viaje a Luxemburgo y que te los arregle el que te los
vendió”.
El proceso es sencillo, se afloja una tuerca, se corta el latiguillo con unas tijeras fuertes o un alicate pelacables a la longitud deseada con cuidado de que no salte mucho líquido, se coloca la oliva y el pin terminal del latiguillo y se vuelve a meter este en la maneta. Ya solo queda apretar la tuerca para que la oliva se deforme y consiga la estanqueidad necesaria para que funcione el circuito hidráulico.
Ya
falta lo más sencillo, colocar pinza y maneta y a probar. Bueno, a probar como
se termina el recorrido de la maneta y esto no frena ni siquiera sin ciclista.
Ya la hemos liado, esas gotitas resulta que eran las suficientes para que esto
no funcione. Menos mal que estos frenos tienen más ruedecitas y tuercas que un
coche alemán y tocando la que más se ve se aleja la maneta y esto ya frena. Ya
podemos salir.
La
primera bajada por la calle para probar, con cuidado que al principio estos
aparatos no frenan hasta la segunda o tercera salida, pero estos en el primera
semáforo se clavan, menuda maravilla, tocas la leva con un dedo, porque con los
grip shift no llegas a más, y la bici se para en seco, una sensación de ligereza
del mecanismo, una suavidad en todos los accionamientos, esto es una maravilla,
y todavía tienen que mejorar según cuentan.
Los
he pedido con pastillas de resina y disipadores, son mucho más llamativos y
según dicen, las pastillas de resina frenan mejor a costa de un desgaste más
rápido, eso ya lo veremos. En cuanto a los disipadores, no creo que sirvan para
nada, pero son chulos. La pega es que las pastillitas cuestan entre 25 y 30
euros, así que cuando se gasten estas habrá que tirar de las normales.
Probando
los frenos y más contento que chupito, llego a la cuesta que da acceso al monte
de El Pardo, no es plan frenar en esta subida que te pone a tono, así que las
pruebas las dejo para la bajada de los peraltes y las posteriores, se supone
que hoy con ya 40 kilómetros las pastillas tienen que estar a tope de
rendimiento, así que las conclusiones ya pueden considerarse definitivas.
Sorprende
la suavidad de funcionamiento y la sensación de ligereza que transmiten las
manetas, es como si no pesaran, sin que esto provoque sensación de fragilidad o
escasa resistencia, la ausencia de holguras y el aspecto robusto de todo el
conjunto transmiten una confianza que se ve acrecentada por los comentarios y
el prestigio de Shimano, estos frenos, según dicen, no necesitan apenas
mantenimiento y es muy complicado que hagan los típicos chillidos de otros
frenos.
El
tacto es suavísimo, no hay que hacer apenas fuerza para conseguir detener la
bici. Esto se hace una cualidad indispensable porque las manetas son algo
cortas y cuando llevas los cambios de puño giratorio como es mi caso, se hace
complicado mantener dos dedos en la maneta en las bajadas. De momento con un
dedo se frena bien, pero si con el tiempo el rendimiento desciende, puede
llegar a ser un problema.
La
regulación de la frenada es también muy buena, según vas accionando la leva, la
fuerza de frenado aumenta progresivamente hasta bloquear las ruedas en
cualquier circunstancia.
Por
lo que he podido leer, la frenada mejora muchísimo si con los frenos adquirimos
los discos con tecnología Ice Tech. Son los discos que se supone van en la
misma serie que estos frenos y que según Shimano consiguen una gran
refrigeración. No se si será cierto, pero el caso es que son un desembolso
importante y no tienen aspecto de ser excesivamente ligeros, con lo cual no
creo que los compre. De momento sigo con mis discos que venían con los Hayes 9,
ahora ya es lo único que queda de la bicicleta original, la recomendable
rockrider 8.1.
Resumiendo. Estoy muy
contento con la compra que he hecho, después de dos días de uso la diferencia
de frenada con los Hayes nine es bestial, ya empiezo a pensar que a pesar de
tener las pastillas casi nuevas, algo raro había, porque aunque nunca noté
falta de frenada, comparados con estos los Hayes eran una patata, con 10000
kms, eso sí, tendré que esperar unos añitos para ver cómo llegan estos a esa
edad.